Llamamos Sistema Óseo o Sistema Esquelético a una compleja y resistente estructura de hueso que constituye nuestro esqueleto, y que nos brinda el sostén y la protección esencial a los órganos internos indispensables para la vida. Junto con el sistema muscular y las articulaciones conforman el aparato locomotor del cuerpo humano.
El sistema Óseo está constituido por unos 206 huesos de distinta forma y tamaño, todos endurecidos a partir de la acumulación de calcio y otros elementos en un proceso llamado mineralización.
Esto los Convierte en Piezas Rígidas y resistentes, conectadas entre sí, y complementadas por el cartílago, material rígido pero elástico mucho menos resistente.
Así,
en el Sistema Óseo
se combinan las células vivas (llamadas osteocitos)
encargadas de generar sustancias vitales y de crecer y
reproducirse, junto con materiales inertes (sales de calcio
y de fósforo) que le otorgan su constitución y su fortaleza.
El sistema Óseo abarca la totalidad de los huesos del cuerpo, aproximadamente unos 206, sin contar los dientes, lo cual representa un 12% del peso total del organismo.
Los Huesos Están Todos Unidos Entre Sí, articulados en un continuo, a excepción del hueso hioides, aislado en la parte inferior del cuello.
Entre los Distintos Huesos existe una masa de cartílagos, tendones y ligamentos que sirven de cojín entre uno y otro para evitar que se impacten al moverse el cuerpo, que los mantienen firmes en su lugar y recubiertos de musculatura (que permite justamente lidiar con su peso).
Debido a su Resistencia, los huesos son la última parte del cuerpo humano en descomponerse, sobreviviendo al resto de los tejidos por años.
El esqueleto es un elemento distintivo de los animales vertebrados, a quienes brinda sostén y forma un endoesqueleto, especialmente constituido por una columna vertebral que protege la médula y el tejido nervioso central.
A diferencia de otros animales que no presentan esqueleto o lo presentan fuera del cuerpo, como el exoesqueleto de los insectos (un caparazón de quitina).
Sostén. El esqueleto brinda al cuerpo la rigidez y la forma que requiere para mantenerse a sí mismo erguido, así como el sostén para no ceder ante su propio peso.
Protección. Los huesos endurecidos blindan a los órganos internos de cualquier ataque externo, haciendo de coraza a sectores vitales como el cerebro, los pulmones o el corazón, y además protegiendo a las extremidades de los posibles impactos cotidianos.
Movimiento. En conjunto con los músculos, cartílagos y articulaciones, los huesos permiten el desplazamiento del organismo sobre sus pies.
Almacenamiento Mineral. En los huesos se almacenan diversos minerales que sirven no sólo para endurecerlos, sino además para alimentar las necesidades salinas de los músculos y los nervios.
Almacenamiento de Grasas. En el esqueleto se almacenan también algunas grasas que sirven de reserva energética para el organismo.
Producción de Hematocitos. La médula ósea, en el interior de los huesos, segrega glóbulos rojos que integran la sangre y transportan el oxígeno, además de otras enzimas y sustancias de regulación del organismo.
Cráneo. La famosa calavera de los difuntos, el cráneo es el hueso más duro del cuerpo, ya que protege el órgano más vital de todos: el cerebro.
Costillas. Vienen en pares simétricos en el torso, y protegen de impactos a la mayoría de los órganos internos del tórax. Están diseñados para permitir el inflado de los pulmones sin problema.
Cúbito y Radio. Los huesos del brazo, que vienen en par, uno sobre el otro, y juntan la muñeca con el antebrazo.
Húmero. El hueso del antebrazo, que conecta el cúbito y el radio con los hombros.
Columna Vertebral. Ubicada en la espalda y recorriendo el cuerpo a lo largo, es una serie de huesecillos o vértebras que protegen la médula espinal, principal cauce nervioso que permite al cerebro controlar sus extremidades.
Pelvis. El hueso pélvico es uno de los más grandes del cuerpo, sobre todo en las mujeres. Se encuentra en las caderas y junta las piernas con la columna vertebral.
Fémur. El hueso más largo del cuerpo, ubicado en los muslos.
Tibia y Peroné. Vienen en par, como los huesos del brazo, y conectan el fémur con los huesos del pie
Huesos Largos. Huesos cilíndricos, alargados y rectos, con dos extremos (epífisis), como el fémur.
Huesos Cortos. Huesos pequeños y achatados, más o menos cilíndricos, como los ubicados en el carpo (muñeca).
Huesos Planos. Protegen las partes blandas del cuerpo, sobre todo las superficies extensas, como el cráneo.
Huesos Sesamoideos. Huesos pequeños ubicados en las articulaciones, que cumplen el rol de incrementar la palanca ósea y permitir el movimiento, como la rótula.
Huesos Irregulares. No tienen una forma definida que los asemeje a los anteriores.
Cartílago. Un tejido flexible, no propiamente del hueso, pero que recubre sus partes exteriores y los protege de impactar con otros huesos al moverse.
Hueso Esponjoso. Segmento semejante a una esponja del interior del hueso, cuyos orificios llenos de médula sirven para la emisión a la sangre de las sustancias que el hueso produce.
Hueso Compacto. Parte rígida y dura del hueso, sólida y blanquecina, mineralizada a partir del calcio.
Médula Ósea. Sustancia interior de los huesos, que tiene funciones hematopoyéticas (generación de glóbulos rojos y plaquetas).
Periostio. Membrana densa y delgada ubicada en la superficie de los huesos, llena de nervios y vasos sanguíneos que lo nutren.
Los huesos protegen un amplio segmento del cuerpo humano, siendo el más recubierto la cabeza (por los huesos del cráneo y la cara), luego el tórax (costillas, esternón, omóplatos, columna vertebral, entre otros), luego la cadera y finalmente las extremidades superiores e inferiores. La única porción del cuerpo humano desprovista de huesos es el abdomen en donde se hallan las vísceras intestinales.
El sistema Óseo Comprende dos Conjuntos de Huesos Distintos
Esqueleto axial. Ubicados cerca del eje del cuerpo (de ahí su nombre: axis significa “eje” en latín) y encargados de sostenerlo y proteger órganos vitales.
Esqueleto apendicular. Huesos de los apéndices, es decir, de las extremidades o partes anexas al eje del cuerpo, como brazos y piernas.
Los huesos, como todo el cuerpo humano, se nutren a través de la irrigación sanguínea y del acceso a los nutrientes indispensables para sus procesos energéticos y para su calcificación.
El consumo de calcio, en ese sentido, es vital sobre todo durante edades tempranas en que los huesos están en crecimiento y expansión.
De hecho, los huesos de un recién nacido son aún débiles y flexibles, ya que así lo requiere la fácil salida del bebé por la pelvis materna, pero inmediatamente después la leche materna le provee de los minerales necesarios para volverlos rígidos y resistentes.
Los huesos pueden sufrir numerosas enfermedades, que tienen que ver con la pérdida de su dureza (osteoporosis) por descalcificación progresiva, o con el daño (autoinmune o no) a las articulaciones que ocasiona torceduras (ecoliosis o lordosis) contrarias a su orientación natural.
"Sistema Óseo". Autor: Julia Máxima Uriarte. Para: Caracteristicas.co.
Última edición: 30 de julio de 2018. Disponible en: https://www.caracteristicas.co/sistema-oseo/.
Consultado: 28 de septiembre de 2019.