







Introducción
La formación religiosa y moral católica pretende contribuir a la
formación integral del alumno, desarrollando especialmente su
capacidad trascendente, facilitándole una propuesta de sentido para
su vida e iluminando el fundamento de aquellos valores comunes que
hacen posible una convivencia libre, pacífica y solidaria.
Es propio de la enseñanza religiosa su preocupación por la calidad
de la educación que se imparte desde la infancia. En esta edad tan
crucial para el posterior desarrollo de su personalidad, es cuando
el niño comienza a comprender el mundo que le rodea y a relacionarse
con él. En este proceso, que se desarrolla en el seno de la familia,
lo afectivo ejerce un papel relevante y se constituye en camino para
el aprendizaje. El sentido transcendente de la vida –capacidad
básica del individuo– está enraizado en lo más profundo del ser, y
el niño puede reconocerlo, según los niveles de aprendizaje propios
de cada edad, en los símbolos y signos de su entorno, en las
experiencias religiosas de sus mayores, en la cultura que se
transmite en la escuela. No podría existir una formación integral si
no se desarrollasen todas las capacidades inherentes al ser humano,
entre las cuales se encuentra constitutiva mente la capacidad
transcendente. La enseñanza religiosa pretende contribuir así a la
calidad de la educación, con la propuesta y desarrollo de los
conocimientos, valores y actitudes que conforman su currículo.
Esta formación religiosa y moral católica cuenta con una larga
tradición en el sistema educativo español y, respondiendo a razones
profundas de la institución escolar y a derechos humanos reconocidos
por la Constitución española, está garantizada actualmente por el
Acuerdo suscrito entre el Estado español y la Santa Sede sobre
Enseñanza y Asuntos Culturales, firmado el 3 de enero de 1979, en el
cual se establecen los principios que hacen posible las garantías
constitucionales.
La enseñanza religiosa católica en la Educación Infantil, parte de
la experiencia del niño en esta edad de 3 a 6 años en referencia a
tres grandes ámbitos: la identidad y autonomía personal, el
descubrimiento del medio físico y social, y la comunicación y
representación de la realidad. Estos tres ámbitos de experiencia no
son tratados de forma fragmentada o independiente unos de otros,
sino en mutua relación e interdependencia. La experiencia religiosa
del niño crece a la vez que se desarrolla su autonomía e identidad
personal en relación con el medio.
La enseñanza religiosa católica pretende acercar al niño a las
claves principales de la fe cristiana, ayudarle a descubrir esta
experiencia en su entorno, y a que él mismo desarrolle sus
facultades de expresión y se inicie en los elementos primeros que
facilitan la comunicación con Dios. La síntesis del mensaje
cristiano que se presenta en el currículo fundamenta y motiva los
valores y actitudes básicos, favorece los hábitos de comportamiento,
y contribuye también al desarrollo de destrezas y habilidades que se
ejercitan en los tres ámbitos de experiencia enunciados. Para ello,
este currículo se vale de los elementos cristianos presentes en el
entorno del alumno, las imágenes y símbolos, el lenguaje y otros
recursos que hacen posible la comprensión de la experiencia
religiosa adecuada a esta edad.
Conforme a las competencias establecidas en el citado Acuerdo
internacional y reconocidas en la disposición adicional segunda de
la Ley Orgánica de Educación 2/2006, de 3 de mayo, corresponde a la
Conferencia Episcopal Española fijar el currículo del área de
Religión y Moral católica.
Objetivos:
Al finalizar la educación infantil se pretende que el/la niño/a sea capaz de:
1. Descubrir y conocer el propio cuerpo, regalo de Dios, promoviendo la confianza y el desarrollo de sus posibilidades personales.
2. Observar las manifestaciones del entorno familiar, social y natural que expresan la vivencia de la fe católica para sentirse miembro de la comunidad religiosa a la que pertenece.
3. Observar y describir elementos y relatos religiosos cristianos que permitan al niño desarrollar los valores y actitudes básicas de respeto, confianza, alegría y admiración.
4. Expresar y celebrar las tradiciones, fiestas y aniversarios más importantes, ejercitando las primeras habilidades motrices, para relacionarse con los demás y para acceder a la oración, los cantos de alabanza y el sentido de las fiestas religiosas.
5. Favorecer la realización de actividades que promuevan la participación, la cooperación y la generosidad como medio de expresar el amor de Dios y la fraternidad.
6. Descubrir que los cristianos llaman Padre a Dios Creador de todas las cosas, y saben que está con todos nosotros, nos quiere y perdona siempre.
7. Conocer que Jesús nació en Belén y es amigo de todos y nos quiere, murió por nosotros y resucitó para estar con nosotros.
8. Descubrir que la Virgen María es la Madre de Jesús y también Madre de todos los cristianos, que forman una gran familia.
9. Respetar a las personas y cosas de su entorno, cuidarlas y preocuparse de ellas, como Jesús ha hecho y nos enseñanza a hacer.