Todos
los números, absolutamente todos, se dividen en
pares e impares.
Un par son dos, como bien sabéis (y si no, ahora lo habéis
aprendido). Por lo tanto, números pares serán todos aquellos que son
múltiplos de dos, es decir, son el resultado de multiplicar el
número dos por cualquier otro número.
Lo
bueno es que, al multiplicaar 2 por cualquier otro número, el
resultado siempre será una cifra acabada en 0, 2, 4, 6 u 8.
Por lo tanto, y sabiendo que todos los números que no son pares son
impares y, por eso mismo, no son múltiplos de dos, tenemos que los
números impares son todos los acabados en 1, 3, 5, 7, y 9.
Da
lo mismo lo largo que sea el número, porque nosotros sólo nos
fijaremos en qué número acaba para saber si es par (acaban en 0, 2,
4, 6, 8) o impar (acaban en 1, 3, 5, 7, 9).
Si
os fijáis, a los números pares podemos repartirlos entre dos y en
cada parte no quedarán el mismo número de elementos. Por ejemplo,
4=2+2; 18=9+9.
Sin
embargo, si intentamos hacer lo mismo con un número impar veremos
que en un lado siempre tendremos un elemento entero (aún no hablamos
de decimales, sino de elementos enteros) más que en el otro. Fijáos:
9=5+4; 17=8+9.