








Aprendiendo a Defenderse
Los
delfines parecen tener una extraña afinidad con los seres humanos.
Es frecuente verlos acercarse a las embarcaciones realizando
vistosas piruetas en la proa de las mismas. Muchas veces este
acercamiento resulta muy costoso para estos amistosos cetáceos
ya que suelen ser víctimas de las redes de los barcos pesqueros.
Según los estudios realizados por la bióloga marina Karen Pryor de
Hawai estos acercamientos han cambiado en los últimos años. En un
principio parece ser que los delfines pueden distinguir entre los
barcos de pesca y los de investigación científica incluso cuando
estos últimos sean pesqueros reformados ante los que se comportan
con total libertad. Pero tan pronto se acerca a la zona un buque de
pesca toman todas las precauciones, es decir: evitan los saltos
fuera del agua y el vapor de sus respiraciones sobresale menos sobre
la superficie del agua. Esto no significa que no se acerquen a los
barcos de pesca. Lo hacen pero siempre por la banda de estribor
(derecha) y evitan como peste situarse a babor (izquierda). Parece
ser que se dieron cuenta de que las redes son recogidas por las
poleas que están a babor del buque, mientras que del otro lado no se
exponen a ningún riesgo.
Por
último, no menos sorprendente resulta el hecho de que los
delfines del Pacífico al quedar encerrados en una red mientras
se intenta capturar atunes, permanecen nadando tranquilamente en
la superficie y en el centro de la red en espera del momento en
que el barco da marcha atrás para iniciar la recogida de la red.
En esos momentos el borde superior de la red, en las
proximidades de la borda del barco, se hunde durante unos pocos
segundos, tiempo que los delfines aprovechan para nadar en fila
india saliendo de la mortal trampa por ese hueco. El
problema insalvable lo encuentran en la pesca nocturna donde los
delfines no pueden encontrar el hueco y quedan atrapados.
Delfines de Agua Dulce
El
delfín rosado, también conocido como Delfín del Amazonas o "boto" es
una de las cinco especies de delfines de agua dulce. Con tres metros
de largo y 125 kg. de peso permanece activo las veinticuatro horas
del día descansando por cortos períodos, como una particularidad
esta especie tiene una mayor movilidad de cabeza que los otros
delfines lo que le proporciona la flexibilidad necesaria para
maniobrar entre los numerosos obstáculos de la selva inundada. El
color rosado de su piel aparece sólo en los individuos adultos
mientras que los jóvenes poseen el dorso gris negruzco y el vientre
un poco más claro.
Una leyenda local dice que a veces se
convierte en hombre y sale del agua en busca de doncellas que
desposar. La realidad es un tanto más cruda, en la actualidad está
amenazado por la pesca excesiva de su alimento (peces de hasta 30
cm. y algunos camarones y cangrejos) la contaminación de los ríos y
el intenso tráfico fluvial en las aguas donde habita. Pero
afortunadamente ésta situación se está revirtiendo gracias a
la activa intervención de las sociedades ecologistas dedicadas a su
protección. Hoy miles de personas en todo el mundo están interesadas
en la protección de esta rara especie así como de la cuenca del
Amazonas.
Sabías Qué
Si
bien los delfines son los campeones de saltos en el mar son
incapaces de saltar para escapar a las redes de pesca flotantes. Se
cree que estos animales saltan fuera del agua como una expresión de
alegría o como un juego pero son incapaces de utilizar estos saltos
para escapar de las redes a menos que se los entrene para ello. Esto
incluso les sucede a las orcas que son fácilmente atrapadas con la
simple utilización de la red de superficie. Esto hace que los
delfines mueran accidentalmente cuando desde un barco tratan de
pescar el cardumen de peces del cual los delfines se estaban
alimentando o bien cuando se pesca sobre un cardumen de atunes a los
que los delfines suelen seguir desde la superficie. Esta pesca no
sería tan accidental ya que el barco que está realizando la maniobra
puede ver a los delfines y podría, de querer hacerlo, formar un seno
en la red para que los delfines escapen pero, como esto permitiría
escapar a parte de la pesca, no lo hacen. En Argentina se calculan
en 400 los delfines muertos anualmente por las redes de pescadores.
Muchas pesqueras del mundo llegaron a un acuerdo con organismos
ecologistas quienes ponen a bordo de sus barcos inspectores que se
aseguran que se deje escapar a los delfines de las redes.
Dueños del Aire
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El delfín oscuro o
Dusky, asiduo visitante de la Patagonia Argentina, es el más vistoso
a la hora de saltar. Al sacar el cuerpo varios metros fuera del agua
ejecuta maniobras increíbles girando sobre si mismo o dando varias
vueltas en el aire para volver a caer estrepitosamente sobre la
superficie del agua. Es por eso incomprensible que, tanto
estos delfines como cualquier otro, no puedan escapar al quedar
encerrados en redes de pesca flotantes. Se cree que los delfines
asocian estos saltos con un juego y son una muestra de buen humor y
que por esa razón no lo pueden relacionar con una forma escape.
Normalmente se ve a estos hermosos animales en grupos de 5 a 25
individuos, en ocasiones se los puede divisar en grupos más grandes
de hasta 100 individuos. En la provincia de Chubut hay registros de
manadas de 300 individuos navegando juntos. Cuando uno de ellos
realiza un salto fuera del agua parece contagiar a los demás que
comienzan a saltar también. A principios de 1999 el barco de pesca
"Mar Salvaje", con bandera argentina y puerto base en la Ciudad de
Mar del Plata se encontraba pescando ilegalmente en la zona de
exclusión de la merluza y capturó, en lo que ellos definieron como
"pesca accidental" a cincuenta delfines dusky que murieron en la
cubierta del barco sin que los tripulantes, de origen ruso,
intentaran volverlos al mar cuando aún vivían.
Ver el Sonido
La
visibilidad bajo el agua suele estar limitada, sobretodo cuando el
agua está sucia. Es por eso que los animales acuáticos deberán "ver"
de otra manera. Mientras que los peces podrán percibir las
vibraciones producidas en la masa de agua, los delfines se han
especializado en poder guiarse y captar presas por medio de la
ecolocalización. Este sistema
se basa en provocar un sonido que, partiendo del animal y viajando a
una gran velocidad (el agua conduce el sonido entre 4 y 5 veces más
rápido que el aire) rebote en el objeto a detectar y vuelva al
delfín brindándole información sobre dicho objeto.
Los
delfines producen el sonido en una complicada tubería ubicada
debajo del espiráculo (orificio por el que respiran) y el sonido
atraviesa la frente del delfín a través de un órgano graso conocido
como "melón" que proyecta el sonido hacia adelante. Al regresar, el
sonido es captado por los dientes de la mandíbula inferior que
absorben las vibraciones sonoras y las transfieren al hueso
mandibular de donde viajan al oído medio por un canal de tejido
graso. Estos animales pueden
ubicar, por sonido, objetos del tamaño de una pelota de tenis a 120
metros de distancia y encontrar objetos a poca distancia del tamaño
de un perdigón de escopeta. Esta increíble capacidad se debe a que
el cerebro del delfín emite unas 700 señales sonoras por segundo,
mientras que el cerebro humano tiene una capacidad analítica de sólo
20 o 30 señales por segundo. Es por eso que al bucear con delfines
el oído humano capta una serie de chasquidos y cliks que en su
conjunto suenan como una bisagra oxidada.
Sin embargo el delfín puede
distinguir las pequeñas variaciones de la señal obteniendo datos muy
importantes para el animal.
Un
delfín puede distinguir entre un plato de cobre y otro de aluminio
aunque estén pintados del mismo color y puede distinguir entre un
tubo hueco de uno sólido. Estos datos sobre la consistencia de los
objetos son muy importantes al momento de hincar el diente. Los
delfines también pueden emplear este sonido para aturdir a sus
presas o asustarlas haciendo que un cardumen permanezca compacto lo
que facilita su accionar. Se cree que éste sonido es también la base
de un sofisticado sistema de comunicación.

