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Entre los siglos VIII y XV los musulmanes se hicieron con prácticamente todo el territorio de la península ibérica, concretamente entraron en ella en el año 711 y en menos de una década ya estaban asentados en casi toda la península debido a que no encontraron resistencia por mucho tiempo del reino visigodo. La conquista de la península por parte de los musulmanes comenzó en el sur y, aunque llegó muy al norte, no pudieron mantener el algunas partes de este por mucho tiempo ya que fueron recuperadas. Los ejércitos del capitán Tarik fueron los que lograron derrotar al rey visigodo, Don Rodrigo, y así comenzó a formarse y consolidarse el estado del Al-Andalus.

El Al-Andalus, parte de la historia de España, explicando un poco cómo fue la conquista musulmana de la península ibérica. A principios del siglo VII los musulmanes ya ocupaban todo Oriente Medio y el Norte de África, continuando con su expansión decidieron entrar en la península ibérica, aprovechando que el reino visigodo se estaba viendo algo debilitado en aquel momento debido a una grave crisis y, de esta forma, en el año 711 los musulmanes se adentraron en la península ibérica en poco tiempo. Gracias al capitán Tarik, los musulmanes vencieron al rey visigodo Don Rodrigo haciéndose así con el poder en todo su territorio.

En muy pocos años, menos de una década, lograron hacerse con prácticamente toda la zona de la península, pues desde la derrota del rey Rodrigo siguieron conquistando hasta llegar a las zonas montañosas del norte, donde les resultó demasiado complicado vencer y mantener el terreno conquistado, teniendo que detenerse ahí pues fueron vencidos por los ejércitos asturianos en el año 722 en Covadonga.

Tras la conquista de los musulmanes sobre la península ibérica, la historia del Al-Andalus prosigue en dos de sus etapas más importantes con la dinastía Omeya en el poder. Estas dos fases en esta época fueron las siguientes:

El imperio o Califato Islámico llevaba varias generación con la dinastía Omeya al cargo hasta que, a mitad del siglo VIII, la dinastía Abasí se hizo con el poder y, por este motivo, en el año 756 Abd-al-Rahmán I, un miembro de la dinastía Omeya que había sido nombrado gobernador en la península ibérica, consiguió separar al territorio de la península del poder del Califato Abasí.

Así, Abd-al-Rahmán I estableció su dinastía en el territorio del Al-Andalus, la cual gobernó hasta el año 1031. Debido al apoyo que recibió, rápidamente se convirtió en el Emir de todo el territorio musulmán en la península y gobernó desde Córdoba, intentando crear y establecer un estado independiente y bien diferenciado del resto del estado islámico. De esta forma empieza el Emirato de Córdoba conocido como el Emirato independiente del Al-Andalus que, aunque tuvo una batalla constante con las fronteras cristianas, sus fronteras en el norte variaron muy poco. Esto fue debido a que los reinos de Asturias, Pamplona y algunos condados francos en la zona del Pirineo, ya a finales del siglo VII y hasta principios del IX, frenaron el avance e incluso lograron recuperar territorio reduciendo el Al-Andalus levemente.

Abd-al-Rahmán II delegó el poder a los visires quienes consiguieron que los cristianos que todavía había en este territorio musulmán se redujeran muy rápidamente. En el año 912 el emirato entró en una grave decadencia por lo que Abd al-Rahmán III intentó controlar todos los conflictos que surgían en el Al-Andalus y, así, terminó el Emirato de Córdoba para pasar a ser un Califato.

En el año 929 Abd al-Rahmán III creó el Califato de Córdoba y se erigió como Califa, obteniendo así tanto el poder político como religioso. Lo hizo por dos motivos principales: consolidar la posición de la dinastía Omeya que se estaba empezando a ver debilitada en el Al-Andalus y establecer y reforzar las rutas marítimas del Mediterráneo. El Califa residió en el alcázar de Córdoba hasta que erigió el palacio Madinat al-Zahra que fue su siguiente lugar de residencia y también lo fue de todos los califas que vinieron después.

Con la conquista de Melilla en el año 927, la dinastía Omeya desde Córdoba tenía el control de una gran parte del territorio tanto hacia el norte como hacia el sur, incluyendo una parte de Argelia, Siyilmasa y el océano Atlántico. Debido a este poder que fue en aumento, en 950 el Al-Andalus de los Omeyas y el Sacro Imperio Romano Germánico tenían muy buena relación e intercambiaban embajadores, conocimientos e información.

Con el paso de las décadas la dinastía Omeya fue perdiendo fuerza y en el año 1010 hubo una guerra civil o fitna que provocó la fragmentación de este estado, creándose así los distintos Reinos o Taifas, hasta que en el año 1031 llegó del todo el fin de este Califato. Hisham II, en aquella época el gobernante del Califato, delegó su poder al ejército, llegando así el fin del gobierno de la dinastía Omeya.

Para seguir explicando la historia del Al-Andalus, vamos a centrarnos en las taifas del territorio musulmán en la península ibérica. La guerra civil anteriormente comentada duró 22 años, hasta que en 1031 se acabó con el califato, dando lugar a un territorio del Al-Andalus fraccionado en taifas o reinos. Llegaron a haber hasta 39 taifas en el área que había ocupado el Califato de Córdoba y en cada una de ellas reinaba uno de los más importantes señores de las distintas grandes familias árabes, muladíes y bereberes, que se autoproclamaban reyes de sus ciudades.

Se puede considerar que aquí comenzó a llegar el fin del Al-Andalus y los cristianos empezaron a organizarse para recuperar territorio perdido hacía varios siglos, consiguiendo grandes victorias como la conquista de la ciudad de Toledo en 1085 por Alfonso VI y la Batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212. De esta forma, el territorio musulmán del Al-Ándalus empezó a disminuir significativamente hasta reducirse a un solo reino, el reino nazarí de Granada.

En el siglo XIII, debido al avance de los cristianos a manos de Fernando III, se redujo el Al-Andalus hasta ser el reino nazarí de Granada. Este reino surgió en Jaén y fue creado por Muhammed I ibn Nasr llamado Al-Ahmar (el Rojo) en 1238, quién más adelante se asentó en Granada. Su dinastía, conocida como dinastía Nazarí, llegó a tener 20 sultanes, pero debido a la presión de los reinos cristianos en el norte y de los musulmanes del área de Marruecos, fueron una dinastía y un reino que siempre presentaron muchas dificultades, incluso llegando a pagar tributo a los reyes castellanos para poder seguir siendo independientes.

Aunque en las últimas décadas de esta dinastía hubo una guerra civil que debilitó mucho su poder, en esta época se levantaron en todo el territorio nazarí construcciones muy importantes como algunas mezquitas y palacios como la Alhambra.

se dio la derrota del último rey nazarí, Abu 'Abd-Allāh también llamado Boabdil, a manos de los reyes católicos, concluyendo así la reconquista del territorio de la península ibérica por los cristianos y, por lo tanto, acabando el Al-Andalus.


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